22 mar 2010

UNIDAD II: Perspectiva Antropológica y Axiológica de la Educación



Tema III DIVERSAS CONCEPCIONES SOBRE LA REALIDAD HUMANA
¿Qué sentido tiene la educación en la existencia del hombre? La respuesta es clara: su perfeccionamiento. Pero ¿a qué llamamos perfeccionamiento humano? Para contestar a ello, deberemos antes aclarar cuál es nuestro concepto de realidad humana; pues lo que entendamos por perfeccionamiento será diverso, según tengamos la idea de un ser inmanente o un de un ser trascendente.
La pluralidad de interpretaciones sobre lo que es la realidad humana, generalmente causa confusión y pesimismo a quienes se inician en su estudio, cayendo en un escepticismo – que afirma que la verdad es inaccesible- o relativismo – que afirma que la verdad la decide cada cual. Conocida es la refutación de lo primero: si la verdad es imposible que sea aprehendida por el hombre, ¿no es un sinsentido pedir que se acepte como verdad absoluta que la verdad es inaprensible? Con respecto a lo segundo, es clara también la confusión entre la verdad que es real, por lo tanto independiente de nuestro pensar y el error o ignorancia que dependen de la situación en que se encuentra el investigador. Ahora bien, respecto lo que el hombre es, nos encontramos con una diversidad de ideas que van desde afirmar que es la noventa y nueve especie de mono hasta quienes aseguran que es un ángel. Algunas consideraciones son absolutamente erróneas pues su error está en la definición de su misma esencia,; otras, en cambio, divergen en cuestiones dimensionales que, en una mirada jerárquica o en profundidad, muy bien pueden complementarse. Durante este curso no podremos profundizar sobre ninguna de estas visiones, como tampoco podremos tratar todas las visiones o corrientes antropológicas existentes a lo largo de la historia; un curso de antropología filosófica requeriría mínimo de un estudio anual. Lo importante es que cada uno desde sí y en sí estudie lo que es ser y existir como persona humana; pues no hacemos sino descubrir la verdad sobre la realidad más cercana a nosotros: nosotros mismos. Lo que sí podremos hacer y entregar como guía para un diálogo con otros pensadores, es lo que llamaremos:
1. El hombre, realidad trascendente.
Gran parte del pensamiento filosófico ha explicado la realidad humana refiriéndolo a una realidad que lo trasciende y en la cual encuentra su origen y destino: un ser Creador Omnipotente, Principio de toda realidad. Lo común a estas concepciones es definir lo humano por su espiritualidad; dar a la vida un sentido que la trasciende más allá del nacimiento y de la muerte, un sentido que trasciende lo mundanal; el aquí y el ahora. La educación para estas concepciones se vincula a esa trascendencia, por cuanto se evalúa lo inmanente por su sentido en lo trascendente. Sin embargo, existen dos visiones filosóficas distintas sobre cómo acceder a la comprensión de nuestro ser.
1.a) La realidad personal entendida “desde” lo trascendente.
Según esta interpretación, el hombre sólo puede ser comprendido desde lo superior, esto es, desde Dios. Sin la revelación de su origen divino, de su caída y redención, de la gracia y destino ultraterrenal, no sería posible la explicación de su ser, ni su sentido ni el de la educación. No sería, por lo mismo, la razón el punto de partida del saber sobre lo humano, sino la fe que da acceso a la verdad revelada. Ya instalados en lo divino, en lo sobrenatural, en el Supremo Ser, podríamos ir hacia el ser humano, creado a imagen y semejanza de su Creador.

Representantes de esta visión son los filósofos protestantes Brunner, Barth; el ortodoxo Berdaeff, los católicos Haecker, Guardini, Pfeil, el católico, budista, zen Karlfried Graf Dürckheim; otros. La antropología filosófica, por lo tanto, se sustenta en su punto de partida necesario: la antropología teológica...


1.b) La realidad personal entendida “hacia” lo trascendente

Esta concepción del ser humano, se diferencia de la anterior, no tanto por su contenido sino por el método o camino recorrido para llegar a la comprensión de lo humano. Instalados en la realidad misma del ser humano, nos encontramos con la religación como constitutiva a su ser: el hombre existe pero no tiene en sí el poder para crearse; ninguna criatura lo tiene. El hombre, eso sí, a diferencia de las otras realidades vivientes es consciente de su realidad y la cuestiona. Viviendo, no vivimos por vivir sino para algo; siempre espera algo más y realiza actuaciones y obras que expresan su trascendencia. En búsqueda constante de los misterios de la creación del universo y de sí mismo, se pregunta por Dios, lo cuestiona, lo ama, lo rechaza… pero sabe que la ciencia y la filosofía tiene límites que sólo la fe y la sobre- consciencia pueden traspasar. En esta visión podemos nombrar a Pascal, Marcel, Zubiri.

2. El hombre como criatura absolutamente natural

Esta visión niega abierta o subrepticiamente la trascendencia y la espiritualidad, lo divino, la fe, la teología, la metafísica. Se trata de una visión materialista, naturalista, inmanentista en la cual el conocimiento y la educación se ponen al servicio de un ser que busca bienestar y/o poder.

Representante es Haeckel, profesor de zoología quien entrega su visión sobre el hombre en su libro “Los enigmas del universo”, escrito en 1899. Con ocasión de las geniales investigaciones de Lamarck y Darwin, teoriza, rechazando toda idea religiosa; sin embargo acepta como verdaderas toda fe en la no existencia de lo espiritual. Para Haeckel, el hombre es el último producto de la evolución de la materia que es extensión y movimiento. La diferencia entre la vida y no vida, la planta y el animal y el hombre, no son esenciales sino meramente graduales, esto es, de complejidad en la organización de la materia. En esta visión se parte y queda en la materia, en sus procesos de generación y corrupción, evolución y desarrollo. Watson, Skinner, Thorndike son algunos representantes que han tenido influencias en ámbitos educacionales, con sus teorías del aprendizaje humano, basado en la similitud del aprendizaje de las ratas u otros animales. La inteligencia se comprueba por el rendimiento, la productividad. El hombre es y tiene cuerpo. Otros materialistas son: Buchner, Vogt, Molschott, Spengler, Lenin, Marx, Oparin, etc.

3. El hombre estudiado desde si mismo:

3.a) Concepción biológica: Representada por Arnold Gehlen y su obra "El hombre, su naturaleza y su puesto en el mundo" (1.950). El estudio de este autor estriba en la comparación del hombre con el animal: pero no para identificarlo con él; como un animal más sino, por el contrario, para diferenciarlo e indagar por su peculiaridad específica. De esta forma, Gehlen a diferencia de Haeckel, estudiando la conducta animal y la humana, concluye que hacer un paralelo analíco entre partes de una y otra realidad, pierde de vista la totalidad estructural. Si se desmenuza el todo, nos dirá, se volatizará la unidad vital, quedando elementos inertes sin significado final. Así, Gehlen rechaza la explicación del hombre desde el animal, concluyendo que el animal tiene un medio reducido a su naturaleza orgánico sensorial y que el hombre, debido a una indeterminación o inespecialización, tiene una ilimitada capacidad de aprehensión que le amplía el ambiente, dando lugar a un mundo en el cual se mueve por aprendizaje, entendido como "tanteo".

El animal posee un organismo altamente especializado, por lo tanto, hace lo que por naturaleza está ordenado a hacer. El hombre, en ese mismo sentido, es deficiente; sus respuestas son de alcance limitado y al no estar predeterminadas por su naturaleza, tiene una amplia gama de elección, con lo cual puede errar con facilidad. Por ello, continúa Gehlen, el hombre es la creatura que permanece más tiempo dependiendo de sus progenitores. Entonces, explica, para subsistir a pesar del riesgo de errar, surgen "por naturaleza" medios como el lenguaje que le permite ordenar, retener, traspasar las impresiones que, de otra forma, serían caóticas. Así, crea instrumentos que le permiten aprender y enseñar, resolver situaciones repetitivas y superar sus deficiencias. Es la idea del homo faber, del homo técnico o instrumental.

3.b) Concepción racionalista: Es la idea de hombre que se identifica con la capacidad de razonar: "caña pensante", "animal racional"... En esta concepción, el cuerpo es una especie de apéndice molesto, bestial; del cual se ocupan profesionales inferiores: así, el médico.

Representante es René Descartes quien equipara lo psíquico con el pensamiento y éste con lo esencialmente humano. Así, provoca una escisión entre cuerpo y razón, considerándolos mundos irreconciliables. Famosa es su frase "Pienso, luego existo"

3.c) Concepción vitalista: Surge por oposición al racionalismo. Shopenhauer afirmará e predominio de la voluntad metafísica; Nietzsche, el de la voluntad vital. Klages, en su obra "El espíritu como adversario del alma" de 1937, revela su pensamiento: la realidad originaria es suceso, movimiento, fantasía. El espíritu racional, en cambio, diseca la realidad a través del pensamiento conceptual que quita lo único, lo singular, la movilidad, lo poético, dejando de esta forma lo esquelético de la realidad, lo genérico y abstracto... El ideal de hombre es una comunión vital con el mundo; indivisible de él, fusionado: el hombre no piensa el mundo sino lo vivencia.

Podríamos decir que la crítica de Klages es válida en la medida que nos alerta sobre los límites de la razón conceptualizadora sin más y que, obviamente, el espíritu no es sinónimo de razón ni ésta es la define al hombre. Lo negativo de su visión, es su tendencia a reducir la libertad auténtica a mera espontaneidad, la sensibilidad a sensiblería o emocionalismo.

4. El hombre como individuo en el mundo

4.a) Individualismo. Representante entre otros es S. Kierkegaard para quien el hombre es ante todo un individuo que existe, es decir, que va haciéndose a sí mismo en el seno de la libre decisión; por supuesto que para él -creyente en Dios- esta decisión es realizada en vistas de la trascendencia hacia ese ser superior. El problema es que quienes plantean este individualismo no otorgan la importancia que tiene el mundo, el "otro", la "sociedad". Por lo demás, para quien no es creyente en Dios como ser bondadoso, justo, el dio puede ser el poder inescrupuloso. De esta forma, el individualismo de Kierkegaard deja al ser individual sumido en una angustiosa soledad de la que no puede salir a menos que trascienda hacia Dios.

4.b) Socialismo. Por oposición, surgen los que niegan la persona como ser único, considerándolo como una pieza de una máquina o sistema que es lo único importante. Así, surge la frase: "el hombre es para la sociedad". En esta visión, la persona como individuo desaparece al igual que su libertad y responsabilidad; siendo lo determinante el ambiente. El hombre es producto de la sociedad a la cual debe someter sus intereses. Representantes son Sain Simon, Fourier, Owen, Marx, Habermas, entre otros. Esta visión surge por oposición al individualismo y a la visión trascendente, por lo cual se establece que el hombre es una animal social. La escuela tiene como misión fundamental la socialización del hombre y la promoción de los intereses sociales; pues con respecto a la sociedad, todo otro grupo debe ser considerado un subsistema que sirve al gran sistema.
 4.c) el hombre como ser trascendente.   Distintas a ambas formas de entender la relación hombre-mundo, es la idea de Heidegger, Buber o Zubiri, entre muchos otros, para quienes el ser personal desde sí es abierto al mundo con el cual forma ámbitos de encuentro, comunicación y co-creación.  El ser humano es un ser único, íntimo pero desde sí abierto a los demás.  Es un ser con capacidad de acogida y encuentro, un ser que se realiza amando, co-creando.

¿Qué es el hombre y cuál es el sentido de la educación y nuestro sentido como profesionales vinculados a ella? La respuesta debe tenerla cada cual pues no hablamos de realidades ajenas o distantes; por lo mismo, cada cual es responsable de su pensar, decidir y actuar frente así y al Universo y los mundos que hemos creado en él.


REFLEXIONES
1. Realiza un ensayo sobre el saber del pedagogo en tu especialidad, considerando las diversas formas de saber.
2. ¿Cuál es el aporte que debes hacer al mundo, como profesional y licenciado? Luego de conversar con un profesional de un área distinta a la tuya, sobre la responsabilidad de los profesores e investigadores (científicos o tecnólogos) pregúntale cuál piensa que debe ser tu responsabilidad primordial como futuro profesional. Integra su respuesta en tu reflexión. Recuerda colocar entre comillas “…” las citas bibliográficas o de otra fuente
3. ¿Cuál es el aporte que hoy puedes hacer a tu Región, comuna o país, de acuerdo con tu formación universitaria?
4. ¿Es lo mismo discernir que discriminar? ¿De qué modo hoy se confunden y cuáles son las consecuencias de ello?
5. Busca un documental que exprese la importancia de tu profesión como respuesta a las necesidades del mundo actual. Haz una guía de trabajo para proyectarlo en clases y hacer un posterior foro

 LAS FASES DEL PROCESO EDUCATIVO     La pedagogía educativa tiene presente que la persona humana es un todo indivisible. Una pedagogía instruccional sólo estimula la facultad o facultades directa y funcionalmente involucradas en un aprendizaje objetivado. Una pedagogía educativa es integral porque la persona lo es. Sólo sucede que, siendo un yo indivisible, somos seres de “acento” que, según la situación en que nos encontremos, será la dimensión que matiza a todas las demás.
    Ateniéndonos a la educación y a esta integralidad del ser humano, podemos distinguir fases que siempre involucran a un todo. Así, el pedagogo debe saber crear situaciones educativas, que impulsen integralmente el proceso educativo:
1. Preparación para vivir el encuentro.
2. Recreación y encuentro.
3. Ejercicio de la creatividad a través del recto uso del lenguaje.
4. Cultivar el descubrimiento de los valores y las experiencias de éxtasis.

Primera fase: Preparación para vivir el encuentro
Implica distinguir en profundidad y sentido para crear ámbitos y ofrecer obras de cultivo.
Causa de muchos desvíos de la existencia y despersonalización de la misma, es la carencia de un sentido por el cual vivir.
Deambulando por la vida, sin una dirección, sin un proyecto de ser, sólo actuamos reactivamente. El desinterés, desgano, acidia, aburrimiento van disminuyendo cada vez más las energías que necesita toda persona para configurar un modo de ser que enfrente los retos u obstáculos que le presentará la vida y los propios errores que debemos salvar para realizarnos.
Sin energías, sin creatividad, sin un para qué vivir, no estaremos en condiciones de fundar ámbitos de fecundidad.
Somos libres; la libertad, antes que libertad de acción es libertad de ser. La libertad de ser se manifiesta como apertura, posibilidad, creatividad, decisión respecto quién ser y qué hacer. La pregunta que debemos hacernos es ¿en virtud de qué elijo una respuesta entre varias posibles: en virtud de mis gustos y apetencias; en virtud de lo más cómodo o conveniente; en virtud de valores que dicen relación con la realización de mi auténtico ser o, sin más, me dejo llevar por las primeras impresiones de mi ser y de los demás?
Mis decisiones trascienden mi ser; mis errores o aciertos no sólo me afectan a mí sino a otros; no soy un ser aislado, cerrado, sino abierto y actuando sobre otros seres. Es más, dada la naturaleza de nuestra realidad, descubriremos más tarde o más temprano, que sólo nos realizamos en el encuentro consigo mismo y con otras realidades. Necesitamos aprender a crear ámbitos de convivencia fecundos; por ello, educar para el encuentro debe ser uno de los propósitos centrales de todo quehacer formativo.

Educar la capacidad de encontrarse, requiere enseñar, es decir, ocasionar situaciones que permitan:
a) Distinguir entre objetos y ámbitos: Si trato las realidades ambitales y las cosas u objetos del mismo modo, confundido, valoraré lo que es útil y despreciaré o rebajaré la dignidad de lo valioso. Las cosas son asibles, utilizables, canjeables, a-personales; las realidades ambitales, en cuanto personales, deben requieren ser acogidas como tales. Un objeto puede ser elevado a realidad ambital, en la medida que la persona lo “habita”: esa interpretación musical, ese regalo, nuestro hogar, nuestra Universidad…
b) Distinguir hecho de acontecimiento: Un hecho es un dato observable, medible, encasillable en un espacio y tiempo. Un acontecimiento es un algo que nos acontece, que nos impacta, que conmueve nuestro ser, que no nos deja indiferentes, sino conforma la historia de nuestra existencia. Para captar la diferencia entre hecho y acontecimiento, debo captar su sentido.
c) Distinguir significado de sentido: El significado lo da la comprensión abstracta de los conceptos. El significado lo encuentro en un diccionario. Así, si sé lo que significan los conceptos “mi”, “padre”, “muerte”; es claro que tendré claro el significado de la frase “murió mi padre”; pero no el sentido tan distinto que tiene esa misma frase dicha en dos personas cuyas vidas han sido entretejidas de muy diversa forma según él sentido que ha alcanzado en ellas la presencia de sus padres.
d) Distinguir entre producto y obra. Un poeta no produce o hace poemas; los crea. Los productos pueden reproducirse en forma automática. Un producto requiere sólo de la técnica que requiere su producción. Cada creación es única; expresa un momento único de un ser también único; lo expresa; lo extiende en el tiempo…
La creación transfigura la realidad en un sentido de belleza, intimidad o religiosidad: el palo de escoba para el niño se transforma en su caballo; la casa humilde en una morada –hogar; el pañuelo en un símbolo de amor…

Segunda fase: Recreación y encuentro
Es posible crear formas de unidad profundas y fecundas que no implican un apoderamiento o uso de la realidad o de las creaciones realizadas por otros; sino por el contrario, requieren de nuestra actitud de respeto, entendimiento creativo y no por ello manipulación o lejanía. Refiriéndose a esto, Alfonso López  Quintás dice: “Una vez vivida esta experiencia, verás con toda nitidez que la libertad y los cauces normativos se complementan cuando se vive de forma creativa; no se oponen”. (“Cómo lograr una formación integral”. Ed. San Pablo. Madrid 1996; Pág. 46).
     Respeto e inspiración se unen cuando vivimos desde y hacia lo profundo, lo valioso, lo fecundo...cuando somos capaces de abrir nuestro entendimiento, nuestro “corazón” para es otra realidad que me solicita o inspira… Para acoger una obra o una realidad ambital, debo re-crearla, vivenciarla, interpretarla, hacerla íntima hasta que reviva en mí. La obra renace gracias a mí y a su vez me potencia, inspira, realiza. Es una experiencia reversible: “voy en busca de una obra y la configuro en virtud del impulso que ella misma me otorga” (Ibíd. Pág. 46). Esta experiencia es requisito para existir en plenitud los ámbitos personales: amorosos, artísticos, científicos, éticos, religiosos, etc. Se trata de ser capaz de llevar a cabo la experiencia de encuentro: experiencia reversible que se das entre seres personales; entreveración de almas; diálogo. El encuentro me apela, me suscita, me inspira…voy al encuentro no bajo el esquema dices-efectúo o actúas-padezco sino co-participamos, co-creamos, nos invitamos, hacemos nuestro, colaboramos. Por ello el encuentro requiere de amabilidad versus violencia, confianza versus temor; valoración versus abuso.
     La finalidad educativa, o en lenguaje de moda “competencia” de todo educador, debe ser “enseñar a fundar ámbitos fecundos de recreación y encuentro. A lo largo de la vida descubriremos que cada realidad (nosotros mismos) no somos cosas sino ámbitos, posibilidades que se abren y ofrecen una riqueza insondable de posibilidades a la mirada inspirada.

Tercera fase: Aprender a usar el lenguaje en toda su fecundidad
     El lenguaje no es sólo un medio para comunicar algo; tampoco encontramos en esta función su mayor energía ni su fuerza formativa.
     El lenguaje crea ámbitos: Ámbitos de belleza, de acogida, de bondad, de religiosidad. Por lo mismo, un lenguaje impulsado por el odio o por el afán manipulador se autodestruye porque anula toda posibilidad de encuentro. De ahí el cuidado con el uso de los llamados “términos talismanes” o “esquemas dilemáticos” que prejuzgan en la medida que están vacíos de significado y sentido; buscando el poder y para ello escisiones arbitrarias, simplificaciones falsas en una mirada superficial de la realidad. La creación de ámbitos, la elevación de objetos a ámbitos, no es posible si se carece de la capacidad de integrar vertientes diversas de la realidad: libertad y compromiso, sacrificio y felicidad, intimidad y expresión, dignidad y servicio; son algunos ejemplos de la unidad de diversos en lo profundo.
     La palabra, la imagen y el silencio son vehículos expresivos del encuentro: Es cierto que cada palabra tiene un significado que debemos conocer pero ese significado debe ser fecundado por nuestras vivencias de encuentro, de tal modo que “den cuerpo” a las realidades ambitales, permitiéndonos comunicarnos y comunicar un sentido único; no sólo comunicar “algo”.
     Necesitamos conocer las palabras guardadas en diccionarios, necesitamos conocer su significado y usarlas para correctamente comunicar algo; pero el lenguaje tiene un sentido superior: puede alumbrar modos únicos y originarios de sentido. Mediante el lenguaje expresamos acontecimientos, pensamientos originarios, credos, sentimientos, poemas, mundos imaginarios y mundos descubiertos…
     Mediante el lenguaje conformamos el armario de nuestra alma, nuestras convicciones, decisiones, hacemos propuestas y re-cordamos. Por ello, cada obra literaria es el fruto del encuentro de un hombre con una vertiente de la realidad, en un momento único de su historia de vida.

Cuarta fase: Cultivar el descubrimiento de los valores que impulsan la vía de plenitud
    La complejidad de nuestro ser, de nuestra existencia, nos lleva a distinguir entre energías que nos encapsulan en un egoísmo que va al mundo ansioso de poder y esas otras energías que me llevan a realizarme en un servicio de amor a los demás.
     Egoísta, me siento centro del universo y toda realidad que se me presenta la considero medio de mis propósitos. Deseo dominar, poseer y disfrutar las realidades que aparecen deseables a mis impulsos de satisfacción. Paradójicamente, la realidad que apetezco para satisfacción de mi ego, me seduce, me fascina. Al adueñarme de estas realidades, al poner el sentido de mi vida en las cosas, al reducir lo ambital a lo cósico, siento euforia, exaltación; pero al mismo tiempo, esta visión del mundo y de mi propia existencia me rebaja, me anula en mi condición personal, me insensibiliza para los valores más nobles, me deja en la soledad de quien es incapaz de encuentro: es el proceso de vértigo; que confunde exaltación con la exultación que es elevación de la existencia, tras una vía de plenitud real.
     El éxtasis emerge desde la vocación de ser, de ser personas que van al encuentro de otras personas y dispuestas a la generosidad, al respeto, agradecimiento, responsabilidad, compromiso, sacrificio de amor. En esta vía de éxtasis, se despliega la sensibilidad para la grandeza de los valores, de los ideales, de la nobleza, lo sagrado, el respeto, la piedad. Es el ámbito de la felicidad, del encuentro; de la apertura a los valores aunque estos nos exijan esfuerzo y no nos ofrezcan placer, posesión, poder. Los valores confieren dignidad a nuestras acciones porque expresan la dignidad de nuestra esencia de ser. Los valores se revelan a quien participa de ellos: quien quiera descubrir el valor de la justicia no debe limitarse a informarse sobre ella, pues sólo sabrá de ella quien la vivencia a través de una vida justa, de actos de generosidad, de fundar vínculos de armonía, equilibrio, colaboración. (Alfonso López Quintás, contempla cinco fases; pues separa la distinción de las experiencias de vértigo y éxtasis del descubrimiento de valores. Nosotros pensamos que es mejor presentarlas integradas, para facilitar su comprensión.)

PRINCIPIOS EDUCATIVOS DEL SABER PEDAGÓGICO
1. Principio de dignidad del ser personal: La persona, es un fin en sí misma, un ser valioso. Jamás debe ser considerada como un mero producto, cosa o medio que vale en la medida que es útil. El profesor debe valorar y tratar al alumno como persona, independientemente de su edad, capacidades y condiciones de cualquier índole.
2. Principio de integridad o indivisibilidad: Cada persona es un ser íntegro, un todo indivisible. Es absurdo solicitar que el alumno esté sólo como un intelecto: es un ser unipluridimensional educándose.
CF. AULA SOCRÁTICA IV: UN ESTILO INTEGRAL DE PENSAR
3. Principio de identidad o autenticidad: Cada ser es único y por primera vez vive cada momento también único de su existencia. Esta unicidad le hace irrepetible, inigualable, no cuantificable, no comparable; otorgándole un valor único a su ser. Esta unicidad le otorga una personalidad que debe ser descubierta por el alumno y realizada educativamente. El profesor pone su capacidad educativa al servicio del alumno, para que este descubra su estilo de ser…
4. Principio de intimidad: Cada uno sólo es accesible a sí mismo; yo me puedo comunicar con el otro, acogerlo e intentar ser acogido pero no puedo existirlo. Tal como decía el filósofo José Ortega y Gasset, no me queda otra que dolerme mi propio dolor de muelas; por mucho que tú me ames no puedes doler mi dolor. Podemos intentar consolar (estar con la soledad del otro) al amigo, al alumno, intentar condolernos, empalizar con él; pero no podemos vivir su dolor o alegría. Talvez muchas veces nos entristezcamos con las tristeza del amado-a, entonces, seremos dos tristes. Como educadores debemos tener la sensibilidad, tomar conciencia de que estamos ante personas insondables, con historias de vida única de las cuales ellos mismos no tienen conciencia total. Cada enseñanza parte de nosotros pero no sabemos cuánto pueden afectar a cada ser.
5. Principio de autoposesión y de respeto: Somos seres perfectibles pero cada uno posee una integridad de ser, una sustantividad que le hacer ser una realidad y no una parte de otra realidad o de un conglomerado de realidades. Nadie se puede adueñar de nuestro ser; nadie tiene derecho a intentar hacerlo bajo una supuesta superioridad o afán de poder. Cada persona es respetable: se debe instar al diálogo, a la conversación o narración, al encuentro pero no al encontronazo. Se debe educar para que el alumno sea capaz de autoposeerse, esto es, para descubrirse, respetarse, dominarse, realizarse.
6. Principio de trascendencia: Somos seres que poseemos una esencia que nos otorga una existencia pero no hecha sino haciéndose; una existencia que se va conformando en un diálogo o juego con los y lo demás. Somos inabarcables para nosotros mismos; no sabemos la trascendencia que tienen nuestras decisiones, acciones u omisiones.
Sobre nuestro propio origen de ser (creación) y destino (existencia después de esta vida) sólo tenemos nuestras creencias y alguna vaga idea…
¿Cuántas frases o actos de un profesor han trascendido hasta llevarnos a aborrecer o, por el contrario, a admirar una ciencia o arte? ¿Qué sentido tiene querer ser mejores? ¿Qué podemos hacer por el Universo?
7. Principio de libertad: El animal tiene un conjunto de respuestas predeterminadas por su ser orgánico y por aquello que es capaz de estimularle. El gato atacará o huirá como gato; podemos hacer un listado de sus posibilidades de respuesta: limitado por su organismo como para no poder “pre-ocuparse” de aquello que no le estimulará; no se hará problema por la guerra de Irak o por las formas de elegir presidente; tampoco se hará problemas por cómo adquirir mayor velocidad y cobertura de alcance. El ser humano, en cambio, no sólo siente la realidad como algo que le estimula, sino que la intelige como realidad que es real de suyo más allá de que le estimule o no. Inteligiéndose a si mismo como realidad, toma conciencia de sus posibilidades y límites y busca estrategias para superarlos. De este modo, el ser humano es libre de responder a la realidad y de la forma cómo responderle, más allá de las potencialidades que permitirían su desarrollo biológico: Crea el auto y corre más veloz que un lince; crea el submarino y se traslada a profundidades oceánicas y por mares de diversas temperaturas como no lo puede hacer ningún pez; crea el avión, las naves espaciales, hace túneles, calefacciona los lugares, condimenta las comidas, escribe un poema, crea el telescopio…Seduce, invita, propone…
8. Principio de autonomía: En cuanto somos conscientes de nuestro ser íntimo, único, libre, debemos descubrir nuestros principios de vida y ser consecuente con ellos: tener convicciones. Quien tiene convicciones puede entrar en diálogo con otros, ser confiable, respetar… Quien no tiene convicciones, se acomoda a las conveniencias del momento.
9. Principio de responsabilidad: La libertad nos hace responsables de nuestras decisiones, acciones; de nuestros aciertos y errores. Debemos dar cuenta de nosotros y de nuestros actos y omisiones. Nos “comprometemos” con los demás, legitimamos nuestras capacidades como expertos en una profesión u oficio. Nos comprometemos con una familia; formamos una familia. Nos comprometemos con un oficio o trabajo, con la constitución de un país…con un credo.
10. Principio de privacidad: El ser humano, en cuanto ser único, íntimo, irrepetible, requiere de privacidad. La privacidad le otorga el derecho a comunicar lo que corresponde a su ser personal a quienes decide porque son sus amigos, familia o personas confiables. Debemos distinguir entre lo privado y lo público. La sala de clases es un lugar público donde se da una comunión pedagógica y de compañerismo: sólo lo que atañe a ello es comunicable en forma pública. El profesor debe respetar y enseñar a respetar la privacidad de las historias personales; debe enseñar a distinguir entre un buen compañero de curso (que ojala todos lo fueran) y el buen amigo que se escoge y cuenta con nosotros en situaciones personales que escapan los límites escolares.
11. Principio de respeto: Cada persona es respetable por ser persona; pero necesariamente todo actuar de la persona es respetable. Lo respetable, mueve a la admiración; lo no respetable mueve a la huida, a la aversión o no aceptación. Así, no debemos permitir la agresión o maltrato aunque amemos mucho a la persona de la cual provienen.
12. Principio de tolerancia a la divergencia: Hay diversidades de forma de ser, credos o ideas que no compartimos pero que tampoco nos agraden o atentan contra nuestra dignidad. En este caso, debemos aceptar con amabilidad lo diverso.
13. Principio de veracidad: Debemos ser leales a la verdad, a la realidad. Debemos distinguir entre la situación en que nos encontramos, lo que nos gustaría que fuera y lo que realmente es. Debemos ser dar razón de lo que pensamos; pero principalmente debemos poner al alumno frente a la realidad para que él se haga una idea y cargo de ella. Debemos enseñar a pensar, a encontrarse con la realidad tal cual es, enseñar el asombro, la indagación… Por ello la pedagogía es siempre una pedagogía de ejemplos.
14. Principio de evaluación: No podemos medir lo que no es cuantificable porque no está conformado por unidades homogéneas que permitan aplicarle unidades también homogéneas y universales. La educación, el saber, el amor, etc. no son medibles; la persona no lo es. La educación, la persona, es evaluable. Evaluar es averiguar el valor, esto es, la cualidad de perfección lograda por una existencia en un momento dado, de acuerdo con un ideal. La evaluación responde al qué, a la calidad o cualidad; la medición responde al cuánto. Yo puedo asegurar que tengo un saco con dos kilos de papas y otro con el doble de papas; pero hasta ese momento no he dicho nada sobre la calidad de esas papas. El educador debe evaluar; no medir.
CF. AULA SOCRÁTICA V: LA EVALUACIÓN Y LA MEDICIÓN COMO TEMA DEL SABER PEDAGÓGICO Y SUS REFLEXIONES.
15. Principio de exactitud cualitativa y rigurosidad: La indagación, el saber de la educación y el saber pedagógico deben buscar la exactitud cualitativa que intenta expresar con exactitud los atributos reales de la realidad que indaga. Para ello, debemos ser rigurosos y hacer uso de los métodos adecuados a la realidad que investigamos. No somos exactos si confundimos educación con instrucción o si para conocer quién es el alumno que tengo ante mi, hago uso de métodos que sólo me permitirán el acceso a lo más superficial de él, lo aparente o asible, dejando fuera de mi entendimiento lo más importante de su ser personal.
16. Principio de formación: el espíritu de la información educativa, debe ser formativo. A diferencia del instructor cuya finalidad es que el alumno adquiera conocimientos, datos, fórmulas, estrategias, habilidades, el profesor tiene como finalidad que el alumno se forme como persona. El educador entrega la información pero con un sentido que la trasciende: la formación integral de la persona del alumno.
17. Principio de finalidad: Cada conocimiento, acción u obra; cada concepto, tiene un significado pero sólo su sentido permite entenderlo, valorarlo y ver las posibilidades, impacto, su pertinencia o contextualización. El significado instruye, forma eruditos; el sentido, educa.

LA EDUCACIÓN COMO RETO MORAL
Somos seres morales; consustancialmente morales.
La relación organismo –medio se sustenta en una estructura natural que, de modo predeterminado, le permite responder las suscitaciones que afectan su viabilidad. El animal es un ser reactivo; su vida está limitada por la capacidad de reacción a los estímulos del medio; no tiene más opción que la permitida por su dotación biológica: es un ser “ajustado”. Por lo mismo, podemos afirmar que en el animal no hay error de respuesta, no hay responsabilidad; no tiene que justificar su respuesta porque en él no existe la posibilidad de optar. Al gato no le queda más que hacer uso de sus garras para apresar la comida, defenderse o atacar ¿El ser humano? Su gama de posibilidades es inacabable; sólo depende de sus conocimientos, imaginación, voluntad, moral....   Puedo hacer uso de mis manos para sembrar mi alimento, hacer uso de tecnologías para conservarlo por años, crear industrias para luego comercializarlo y que otros lo apresen por mí, puedo usar de cañas de pescar, rifles, trampas, importar y exportar alimentos, traspasando las barreras espaciales...
¿Qué acontece en nosotros?
Primero, nosotros no respondemos a una mera afección de estímulos suscitadores de nuestro organismo; pues nuestra capacidad de inteligir nos coloca ante estímulos que sabemos son reales. Precisando aún más, nos enfrentamos a realidades estimulantes y desde una realidad, la propia, que también la sabemos tal, ideamos un proyecto... Esta situación nos pone en un nivel de existencia que trasciende lo orgánico y lo inmediato, tanto espacial como temporalmente: una existencia que debe justificar sus respuestas ante sí y ante los que afecta.  Además, dado que somos conscientes de que esa realidad que nos estimula no se agota en esa estimulación; podemos pre-ocuparnos de ella y no sólo ocuparnos; podemos enfrentarnos a ella, esto es, ponerla frente a nosotros, de tal forma decidir qué hacer ante su estimulación y nuestras sensaciones, percepciones, impulsos: somos libres y, por lo mismo, responsables de la respuesta que demos.
La opción es consustancial a nuestra existencia; también entonces su justificación. Debemos dar razón por la acción elegida y por el rechazo de las demás. Es esta nuestra condición moral ineludible.

Tienes hambre... allí está la comida; pero no.... debes distribuirla para que todos puedan sobrevivir: Pre-ocupación, proyeco o planes, responsabilidad, consideración, fortaleza, prudencia, equidad... Todo eso y más en las decisiones tomadas por los 33 mineros...

Principios de la educación moral
1. Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”: Dar la espalda a la realidad es una actitud suicida y homicida de la cual somos inevitablemente responsables.
“Es suicida ya que quien construye castillos en el aire, desconociendo el terreno que pisa, no tarda en caer en algún hoyo. La imaginación pueril como es sabido es la que se pierde en ensoñaciones sin punto de apoyo en la realidad, y después sucede que el niño, a fuerza de imaginar sin fundamento, se creyó Tarzán y se rompió el fémur pensando que saltaba de liana en liana. La imaginación creadora, por contra, la imaginación adulta, es la que se nutre de la realidad y trata de ampliarla proyectando desde ella. Por otra parte, desconocer la realidad y construirse la vida de espaldas a ella es también «homicida»: el que vive siempre en las nubes es un peligro privado y público, bien porque propone proyectos ilusorios, que acaban en la frustración de quienes se alistaron confiados, bien porque ignora si está causando daño o bien. Su ignorancia resulta en cualquier caso peligrosa.
Por eso conviene experimentar la realidad cotidiana, informarse, recurrir a las aportaciones de distintos saberes, y echar mano de la experiencia ajena a través de la literatura, el cine, las artes plásticas y unos medios de comunicación «bien administrados». Una mente abierta a los problemas y a las propuestas de solución ya existentes es esencial para una persona moralmente educada.” (Artículo en “Somos inevitablemente morales” de Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía Política Universidad de Valencia http://www.zubiri.info/cortina.htm )
2. Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios: Un ideal es una idea de perfección de existencia generada desde una realidad que ha sido desentrañada por una inteligencia que respeta su ser y, por lo mismo, vislumbra caminos para su cultivo; distingue entre nutrientes y nocivos para la misma.
“Sería idealismo positivo considerar que la historia humana se construye también con ideas e ideales, y que es puro conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar que no hay más cera que la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la vulgaridad y la ramplonería, tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos horizontes. (…). Una cosa es soñar utopías cuyo fracaso conduce a la frustración de los ideales por los que nacieron, otra bien distinta ampliar el ámbito de la realidad posible, para encontrar siempre ante cualquier problema una salida. Los enigmas excitan la imaginación y la razón creadoras; las aporías, los callejones sin salida bloquean las capacidades humanas y acaban matando el impulso vital.” (Ibíd.)
Quienes de espalda a la realidad elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo relativista, direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o dominio sobre la realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda a la realidad intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no pensantes, co críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales: seres manipulados pero no educados.
3. Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la realidad de un ser humano “situado”, que nos permita cumplir con aquellos tres momentos éticos de que habla Ignacio Ellacuría: hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella para que sea como debe ser.
«Hágase usted cargo» -decimos cuando pretendemos que alguien comprenda bien una situación antes de decidir, no sea cosa que tome una decisión de la que después podría arrepentirse. «Cargue usted con las consecuencias» decimos cuando queremos mostrar a alguien que es a él a quien van a pedirse responsabilidades de lo que sucede, porque es quien toma la decisión, por mucho que quiera escabullir el bulto. «En definitiva es usted el encargado» decimos cuando el responsable se esfuerza por pasar la pelota al superior, al inferior, o al sistema en su conjunto. Asumir estas tres obligaciones con la realidad social en la que ya estamos implantados es lo contrario de encogerse de hombros alegando que, a fin de cuentas, «no soy guardián de mi hermano.  Lo cierto, es que quien intenta eludir la realidad o no darse por enterado de ela y de su incumbencia, es claro que lo que hace es practicar una moral de irresponsabilidad, "que a la larga acaba pagándose. Y digo el impersonal «se» con plena conciencia, porque, lamentablemente, no siempre es el irresponsable quien paga las malas consecuencias, sino otros más débiles que él.».(Ibíd.)
4. Educar es enseñar a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean asumidos como principios de vida. Asumidos los valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la belleza es éxtasis.

Recordamos lo expuesto en la Unidad I: " la educación, desde una perspectiva ética, es una forma de realización de nuestra existencia, acorde la asunción de los auténticos valores. En este sentido, la educación implica nuestra realización moral; una vía de perfeccionamiento voluntario; de búsqueda, descubrimiento y realización de los más altos valores. Educarse implica el reto de ascender en honestidad, en bondad de ser, en mérito de ser; implica, por lo mismo, la realización de virtudes.

            Ahora bien, llamamos virtudes morales a las diversas formas que presenta la realización del bien, acorde las situaciones que debemos enfrentar durante el desarrollo de nuestra existencia. Así, hablamos de virtudes naturales cardinales o derivadas y de virtudes teologales o sobrenaturales. La educación en este sentido implica un reto moral, pues el bien no siempre es fácil de distinguir del mal; como tampoco es fácil superar la comodidad, conveniencias o placeres inmediatos que puede ofrecer el aparente bien o mal. Muchas veces el ser humano distingue entre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto; pero por debilidad cae en los vicios. Mientras las virtudes implican una real realización del auténtico ser que somos; los vicios implican una falta de auténtica realización que puede ocultarse tras la fachada de bienestar, poder, tener o placer.

            Prudencia, Fortaleza, Templanza, Justicia son las virtudes que llamamos naturales “cardinales”, por cuanto como los puntos cardinales, indican un camino de corrección a seguir (un camino educativo). Cada virtud cardinal se puede expresar a través de diferentes virtudes que , entonces, son llamadas “derivadas” La adjetivación de “naturales” es para diferenciarlas de las virtudes teologales o sobrenaturales que dicen relación directa con Dios, pues en Él tienen su origen y destino; así las virtudes de la fe, esperanza y caridad (camino de gracia, revelación y santidad).  Las virtudes cardinales naturales, en cambio, centran su realización en la voluntad del ser humano y en su relación del mismo con la naturaleza y con los demás hombres.  Imprudencia, Debilidad, Intemperancia e Injusticia; Infidelidad, desesperanza y odio, son las nominaciones que damos respectivamente a los vicios que caracterizan una existencia por oposición o ausencia de las respectivas virtudes. El estudio de la educación en relación con las virtudes teológicas y con el sentido final de la existencia o llamado Bien Final o Último, puede dar lugar a una perspectiva teológica de la educación. 
   
































EL PENSAMIENTO LOGOPÁTICO
Aclarada nuestra misión, retos y principios educativos, surge la pregunta cómo llevarlos a cabo.
Entonces aparece el saber pedagógico como un saber hacer algo... un saber enseñar, un saber realizar el encuentro pedagógico, un saber aprender, un saber estudiar, un saber educarse...
El pensamiento logopático - un saber a partir de las vivencias que podemos tener de las experiencias de otros, puede ayudarnos ampliando nuestro mundo. recordemos lo que implica lo que hemos llamado "pedagogía experiencial"...  El cine aparece entonces como un buen recurso pedagógico: una mirada a distintas formas de vivir la experiencia pedagógica y a cómo enfrentar diversas problemáticas; una forma de llevar la realidad al aula y a nuestro mundo...

CF. http://formaseducativas.blogspot.com/  En este blog se proponen diversos filmes en los cuales el profesor y la comunidad educativa son los protagonistas
CF. http://identidadficcion.blogspot.com/ En este blog se muestra y reflexiona sobre el impacto social de las nuevas tecnologías de la información y comunicación y los medios que éstas utilizan.
CF: Forman parte de esta UNIDAD II, las AULAS SOCRÁTICAS

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